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Entorno

Comarca El Valle de Lecrín

El Valle de Lecrín es una comarca privilegiada, uno de los tesoros que esconde la provincia, esta enmarcado por la vega de Granada al norte, el temple al oeste, la costa tropical al sur y es la antesala de la Alpujarra que se situa en su vertiente este.
Climaticamente está protegida por Sierra Nevada de las corrientes frías del norte.
Geograficamente su situación es envidiable e inigualable, es un paso transicional natural o mejor un excelente punto de partida para conocer la mayor parte de la provincia de Granada, Málaga y Almería.
Está situación estratégica te ofrece una diversidad al alcance de muy pocos pudiendo gozar en cuestión de minutos, en pocos kilometros y excepcionales carreteras, de los paisajes de alta montaña de Sierra Nevada y su estación invernal de esquí como de su opuesto un paisaje tropical en el litoral granadino.
Con una gran facilidad de acceso a través de la carretera nacional N-323 y A-44, que comunica Granada con la Costa Tropical, o la N-340 que conecta Málaga y Almería con Granada. Esta zona tiene mucho que ofrecer a viajeros y visitantes; excelentes senderos para recorrer, tiendas de artesanía local, bares de tapas. Los lugareños son amables y abiertos, les gusta ver que sus pueblos atraen visitantes de otras tierras. Los ayuntamientos son cada vez más conscientes de su pasado cultural y su historia.
Junto al paisaje el agua es uno de los aspectos de mayor interés. La Laguna del Padul, el río de Dúrcal o las fuentes naturales de Albuñuelas, para el senderismo es un punto “estratégico”, rutas como la GR-7 entre Tarifa y Atenas, al igual que el sendero Sulayr en Sierra Nevada, junto a estas abría que señalar la ruta de los molinos en la que se pone en valor la importancia de este patrimonio que durante años ha estado olvidado y que ahora se constituye como uno de los mayores atractivos del valle.
Cuando viajes por el valle, veras que han señalizado los lugares de interés, como baños romanos o árabes, castillos en ruinas, molinos de aceite antiguos e iglesias interesantes.
Por desgracia, apenas existe documentación de todos estos lugares por lo que contaras con nuestro asesoramiento para el disfrute de la comarca.

Historia

Históricamente, el Valle de Lecrín ha sido siempre un lugar de paso obligado entre la capital y la costa y la Alpujarra, pero las comunicaciones no fueron sencillas hasta entrado el siglo XX.
La comarca poblada desde el Paleolítico ha sido lugar de famosas batallas como la del Puente Tablate (s.VIII), con los visigodos alpujarreños deteniendo a los invasores islámicos; la de Vélez en el año 823 donde Abderramán II masacro a la población cristiana (mozárabe) de la zona y nuevamente en 1566 en el Puente Tablate, durante la guerra contra los Moriscos, donde los cristianos confinaron la resistencia hacia la Alpujarra oriental.
El Valle de Lecrín tiene bastantes yacimientos arqueológicos y monumentos. Hay restos del paleolítico y neolítico en algunas cuevas junto a Cozvijar, en el Padul y en la rambla de Dúrcal. Restos ibéricos en el Padul, Cozvíjar, Murchas y Vélez.
Restos romanos en Padul (canteras de piedras de molino. etc), Conchar (acueducto, calzada), Murchas (Poblado fortificado y acueducto, Tablate (calzada), Restábal, Velez y Dúrcal (zona de las fuentes). En Mondújar, se descubrieron recientemente unas termas romanas con mosaicos muy elaborados.
Pero el Valle de Lecrín cobra verdadera notoriedad es en época musulmana, como atestiguan los numerosos restos de la época, si bien no se han conservado todo lo bien que sería deseable.
Durante la época de dominación islámica, aparecen referencias administrativas al Iqlim (distrito, comarca: de aquí deriva el nombre de “Lecrín”;) correspondiente a la cora de Elvira (Granada). Se trata de pequeños poblados agrícolas situados en zonas de vega y protegidos por fortines (el Peñón de los moros y el fuerte de Márgena en Dúrcal, los castillos de Murchas, Mondújar y Restábal, la torre de Bayo en Albuñuelas, las atalayas de Cónchar y del Marchal).
Pero sin duda lo más importante de aquella época fue la revolución agrícola que supuso la creación de un sistema de acequias para riego agrícola y la distribución de la tierra en bancaleras para su mejor aprovechamiento. Las acequias de esta época, auténtico portento de ingeniería, utilizaban pendientes mínimas para que el agua pudiese recorrer grandes distancias, y la extensión de la tierra de vega se multiplicó gracias a la disponibilidad de riego. La red básica de acequias de aquella época se conserva en funcionamiento actualmente.

Pueblos Valle Lecrín

El paisaje agrícola actual es un paisaje histórico bastante bien conservado que mantiene muchos de los cultivos tradicionales (cítricos, almendros y olivos) y siguen estando estructurados por unas redes de acequias y caminos a veces de origen romano y casi siempre medieval y modernos
Tras la llegada de los cristianos, el Valle fue escenario de rebeliones de moriscos que partían de las Alpujarras al mando de caudillos como Abén Humeya y que en su camino hasta Granada nunca llegaron a pasar del Padul.
Don Juan de Austria derrotó los últimos intentos de los moriscos por recuperar Granada. De esta época quedan tradiciones como los arcabuceros de Béznar, o las numerosas advocaciones a San Sebastián en tantos pueblos. Tras la expulsión definitiva de los moriscos, el Valle sufre una despoblación severa de la que tardará siglos en recuperarse.
Las mezquitas se reciclaron en iglesias (la iglesia de Chite conserva el minarete prácticamente intacto) y comienzan a aparecer iglesias mudéjares por el valle, pero el paisaje sigue siendo prácticamente idéntico.
El día de Navidad de 1884, un terremoto sacudió el valle y destruyó gran cantidad de casas. Particularmente afectados resultaron Murchas y Albuñuelas, donde todavía hoy pueden verse algunas casas torcidas como consecuencia del seísmo.
A principios del siglo XX, por fin se asume de forma seria el problema de comunicación de Granada con la costa, se arregla la carretera, el ferrocarril llega hasta Dúrcal, y el teleférico más largo de Europa une Dúrcal con el puerto de Motril. Empieza a surgir un cierto tejido
En la actualidad, tras la despoblación por emigración en los años 60 y 70, son muchos los emigrantes que han vuelto a sus pueblos, pero las poblaciones más pequeñas han estado en serio peligro de desaparición (de hecho, Tablate se puede decir que es un pueblo fantasma a pesar de contar con su propia iglesia cerrada a cal y canto).
Gracias a su cuidada conservación, muchos pueblos mantienen el encanto de la vida antigua. Basta un paseo por el barrio bajo de Albuñuelas, por Saleres o por Ízbor para retroceder 50 años en el tiempo, ver calles que fueron diseñadas para el tránsito de personas y animales de labor, y no para los vehículos mecánicos.

Gastronomía

El Valle de Lecrín es un excelente exponente de la cocina mediterránea meridional; migas de harina, choto al ajillo, tortilla de collejas, cazuela, potajes, habas con bacalao, tortas con chicharrones, roscos de canela.
Platos mas localizados son: puchero marranero, cazuela de cangrejos, pipirrana, conejo campero y queso de cabra en Albuñuelas; pestiños en Béznar y en Vélez.
Entre todos los platos destacan dos generalizados en la zona, el remojón y el puchero de hinojos.
Son muy populares e importados a otras comarcas los mostos locales.

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